En el invierno hace treinta y un años, sólo me quedó el río.
Entre el
viejo y yo, el río
El rió
marrón y el sol,
La música
del oleaje suave golpeando la piedra,
Y los
silencios, su entrega sin palabras,
Profunda
desde el alma,
Te viví ahí
y te comprendí después
Cuando sólo
me quedó el río.
No hay tumba
que pueda encerrar tu libertad,
En el río estás
cuando te busco.
Donde escucho
tu voz, donde encuentro tus ojos
Tu mirada de
padre, ese fue tu regalo
Que me hace
vivir feliz,
Conocí el
amor apenas comenzado el camino.
Aquel amor
que será lágrima hasta el final
Hoy vi al
pescador y su vida mirando el río
Abrazando el
sol.
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